Plaza de Pablo-Enea. Pasaia San Pedro –Gipuzkoa- (1992).

Se trata de dotar de un espacio público a un colmatado barrio de los años 60 construyendo en uno de sus extremos una plaza-mirador con una magnifica panorámica sobre la bahía. El muro de contención necesario para realizar la plataforma, más allá de su función constructiva, adquiere un valor simbólico en la plaza al agruparse en torno a él la totalidad de su mobiliario: el banco corrido desde el que se divisa la bahía a cubierto, la fuente de acero cortén y el olivo centenario. El graderío del borde, que se diferencia de la tierra batida cementada del resto de la plaza, constituye la “proa” desde donde se disfruta de las vistas sin la presencia de las casas laterales.